20 de diciembre de 2020

FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ: "El lenguaje inclusivo, aparte de una ridiculez, es un veneno letal para la literatura"

 

ENTREVISTA N.º 5


Hoy se sienta en la butaca la persona más leída, cultivada y que mejor se expresa de todas cuantas he escuchado hablar en mi vida, ya sea en radio, televisión, internet, etc. Un hombre de sonrisa perenne y trato afable que posee una profunda y rica cosmovisión, además de un don que siempre he admirado, el de la palabra, la destreza de llamar a cada cosa por su nombre y hablar con propiedad. Fernando Sánchez Dragó (Madrid, 1936) no necesita presentaciones, prácticamente forma parte de la memoria colectiva, al menos desde su generación hasta la mía. Se considera escritor y viajero (cuenta con más de treinta y cinco títulos publicados y ha recorrido alrededor de cien países), pero yo lo empecé a seguir por sus programas de televisión, sobre todo a partir de Las Noches Blancas, en Telemadrid, y Libros con uasabi, en La 2. Este año ha publicado el segundo volumen de sus memorias, Galgo corredor. Los años guerreros (1953 a 1964), y ha fundado recientemente La Retaguardia, un semanario digital de noticias y opiniones.  

Una vez le oí decir algo así como que a él todo lo que le sucedía le parecía bien (creo recordar que con respecto a su paso por la cárcel y posterior exilio durante una etapa del franquismo), en el sentido de que no se dejaba amargar por la adversidad. Espíritu aventurero el suyo. Cuando le pasaron mi solicitud para hacer la entrevista, me dijo que le enviara las preguntas y que trataría de responderlas. Así lo hice, pensando que me estaba dando largas. Para mi sorpresa, volvió a contestar. Vaya que si contestó. 

V. V.: He escuchado que se ha mantenido recluido en su casa de Castilfrío (Soria) desde el inicio del confinamiento. ¿Cómo lo ha llevado? ¿Qué es lo que más ha echado de menos?

F. S. D.: Pues lo ha oído mal... Desde el 11 de marzo hasta mediados de junio permanecí recluido en mi domicilio de Madrid. Sólo lo abandoné en dos ocasiones: una para hacerme el test y otra para ir a la peluquería. Lo llevé muy bien. Tengo vocación monástica. No hago vida social. No me gusta frecuentar los bares. No salgo mucho de casa. Tengo en ella cuanto necesito: libros, recado de escribir, mi hijo Akela, su madre, ... Mi secretaria vive en el mismo edificio y mi novia también. Mi caldo de cultivo es el silencio y mi líquido amniótico la soledad. Sólo eché de menos ir al cine, cenar una vez a la semana en algún restaurante japonés y follar. Durante esos tres meses me abstuve de hacerlo, por si acaso, aunque mi novia, que estaba dos pisos más abajo, sólo salía para hacer la compra. Escribí mucho. Me metí en Twitter. Fundé el semanario La Retaguardia. Terminé mi segundo libro de memorias, Galgo corredor. Los años guerreros. 1953 a 1964, que sacó Planeta en el mes de julio. Concedí muchas y muy largas entrevistas. Fue un período muy fecundo. A finales de junio me fui a Castilfrío y estuve allí hasta comienzos de diciembre, con algunas escapadas, ya en septiembre, octubre y noviembre, a Madrid. Dirigí un Encuentro Eleusino en Segovia en la penúltima semana de julio. Eso fue todo.


"Los críticos son traidores de clase: quisieron ser escritores, no fueron capaces y detestan a quienes sí lo fueron. Tienen muy mal gusto"



V. V.: Ha sobrepasado la barrera de los 80 años en un estado (físico y mental) envidiable, y no da la impresión de que haya renunciado a muchos placeres a lo largo de su vida. ¿Se ha tenido que privar de algo que en su día fuese irrenunciable?

F. S. D.: No. Nunca he dejado de hacer lo que me gusta, aunque siempre lo he hecho con cabeza y sin excesos. Jung decía que la vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir. Seguro que yo, de eso, no moriré, porque preferiría matarme a morir así. Si no miras a la muerte cara a cara, a quién diablos puedes mirar a los ojos. Por eso es tan importante clavar los tuyos en los de la mujer amada cuando se produce la explosión nuclear de un orgasmo compartido. Uno de mis lemas es el que los vecinos de Viena, en su época dorada, hicieron suyo: deja vivir a la vida. Tengo un hijo fantástico de ocho años y una novia guapísima de veintisiete. Follo con ella tanto y con el mismo vigor con el que lo hacía a los veinte años. Escribo y leo durante muchas horas al día. Como con apetito sibarita, bebo con moderación, hago ejercicio, planeo infinidad de cosas, siempre tengo la katana presta y la mano en su empuñadura, tomo de vez en cuando sustancias enteogénicas (LSD, setas, marihuana), guerreo en muchos frentes culturales y contraculturales, escribo cuatro columnas a la semana, intervengo en varios programas de radio... Viajo menos, eso sí, pero es en parte por el Covid y, sobre todo, porque ya no tiene sentido viajar en un planeta arrasado por el turismo. Pero tal como están las cosas quizá lo mejor sea ponerse el anillo de Giges y acatar el mandato de Epicuro: el de la invisibilidad. Para lo que hay que ver más vale que nadie te vea. Eso no significa vivir menos, sino exactamente lo contrario.

V. V.: ¿No se ha planteado escribir un libro enfocado en su filosofía de vida? Creo que sería un rotundo éxito y le convertiría a usted en una especie de gurú del bienestar y del desarrollo integral humano.

F. S. D.: ¡Pero si he escrito ya muchos libros así por no decir casi todos! El sendero de la mano izquierda, El camino del corazón, La del alba sería, Esos días azules, Galgo corredor, Shangri-La. El elixir de la eterna juventud... ¿Qué más quiere? ¿Que escriba las Tablas de la Ley como lo hizo Yavé? Nunca, como de sí mismo dijo Krishnamurti, he querido ser un gurú. Si acaso, tan sólo un pandit, que no busca ni admite discípulos. El bienestar del prójimo no me quita el sueño. No soy un político ni un filántropo. No socializo. No tengo semejantes. Ni siquiera me importa mi propio bienestar. No tengo más norte que el de la sabiduría, y ése es un bien que se adquiere, se administra y se ejerce a solas.

V. V.: Dicen que hablar a solas es un signo de inteligencia. ¿Se suele sorprender a sí mismo hablando en voz alta?

F. S. D.: Rarísima vez. ¿Para qué iba a hacerlo si toda mi literatura es soliloquio? No oficio en los altares de la comunicación, sino en los de la expresión.


"Cada persona tiene que encontrar su
propio camino sin papel pautado y a pecho descubierto"



V. V.: A estas alturas, ¿cuáles son los temas que interesan a Fernando Sánchez Dragó a la hora de escoger una lectura o de ponerse a escribir?

F. S. D.: La única literatura que de verdad me interesa es la autobiográfica, ésa que yo llamo egográfica y otros califican de no ficción. Lo demás son pamplinas para entretener a quienes se aburren en compañía de sí mismos. Todos mis libros son, en mayor o menor medida, egográficos y los que leo por devoción, y no por obligación, también. Cuando escribo lanzo el anzuelo a las sirtes de mi conciencia y siempre extraigo de ellas algún pez.

V. V.: Actualmente, ¿qué le motiva más, crear nuevas historias o echar la vista atrás y culminar sus memorias?

F. S. D.: Ya le he respondido. Yo nunca he creado historias, aunque a veces haya remodelado algunas al servicio de las mías. Calculo que aún me quedan por escribir tres o cuatro libros de memorias. Serán gruesos. No soy un velocista. Con esa tarea tengo más que suficiente para agotar el tiempo que me quede.

V. V.: ¿A quién le hubiera gustado entrevistar en sus programas? ¿Qué entrevista le ha quedado pendiente a Dragó?

F. S. D.: Ninguna, entre los vivos, que de verdad sea acuciante. Entrevistar sólo ha sido para mí un empeño anecdótico, no categórico. En todo caso, me gustaría entrevistar a gentes del pasado, pero tendría que hacerlo con un velador de tres patas, porque ninguna está viva. Bueno... Le pondré un ejemplo. Me habría gustado entrevistar a Mishima. Otro: Hemingway. Otro: Papini. Otro: Jung. Otro: Dante. Otro: Shakespeare. Otro: Montaigne. Otro: Virgilio. Otro: Henry Miller. ¡Ah! Y a Lenin, a Stalin, a Hitler, a Franco, a José Antonio...

V. V.: Aparentemente, usted lleva bien la crítica e incluso ha sabido sacar provecho de ella. ¿Cómo recomienda lidiar con la crítica?

F. S. D.: Lo mejor es ignorarla o tomarla a risa. Un escritor tiene que estar seguro de sí mismo. La crítica no añade nada a la literatura. Los críticos son traidores de clase: quisieron ser escritores, no fueron capaces y detestan a quienes sí lo fueron. Tienen muy mal gusto. Me interesa, eso sí, leer lo que los escritores escriben sobre otros escritores.


"Tengo (...) una novia guapísima de veintisiete. Follo con ella tanto y con el mismo vigor con el que lo hacía a los veinte"



V. V.: Uno de los mandamientos del decálogo del escritor de Hemingway dice: “Mézclate estrechamente con la vida”. En la práctica, ¿es este precepto compatible con lo absorbente que es la escritura?

F. S. D.: No sólo es compatible, sino que es imprescindible. Seguramente me ha oído usted citar alguna vez esta frase: "El arte empieza en aquel punto en que vivir no basta para expresar la vida". Si mi literatura es egográfica, ¿cómo podría yo escribir sin ella? ¿Habría escrito Hemingway Fiesta sin haber ido a los sanfermines?

V. V: ¿Le daría a un/a escritor/a novel algún consejo que no estuviese incluido en el decálogo?

F. S. D.: Por lo pronto, no diga usted eso de "escritor/a". Escritor es quien escribe, y eso incluye a los varones y a las mujeres. El lenguaje inclusivo, aparte de una ridiculez, es un veneno letal para la literatura. Dicho esto, añado que dar consejos me parece una intromisión rayana en la soberbia. Cada persona tiene que encontrar su propio camino sin papel pautado y a pecho descubierto. Mis dos únicos consejos son... Primero: no sigas consejos que no vengan de ti. Segundo (sólo para quien quiera ser escritor): escribe, escribe, escribe... Eso le decía a mi hija Ayanta cuando escribía su primera novela y me pedía árnica. Ahora se lo digo a mi novia, que también está escribiendo su primera novela, en la que yo soy el protagonista visto a través de las cartas de mi madre. Alta literatura la de esas dos mujeres. Ya se lo anticipo. Me gusta pensar que en ellas, sólo con mi ejemplo, he sembrado una semilla.

V. V: Y ya para concluir, Fernando, ¿ha leído últimamente algún libro o visto alguna peli/serie/documental que le haya llamado la atención y quiera recomendar?

F. S. D.: Tampoco suelo responder a ese tipo de preguntas. No soy un maestrillo de escuela. Claro que he leído últimamente muchos libros y he visto bastantes películas (o series), pero citar algunas implica excluir a las restantes, y eso no es justo. Quien busca, encuentra, y yo no quiero quitar a nadie el placer de esa búsqueda y la alegría del hallazgo.


Puedes encontrar más información sobre la vida y obra de Fernando Sánchez Dragó en los siguientes enlaces:

-Página Web:

http://www.sanchezdrago.com/

-La Retaguardia:

https://laretaguardia.com/

-Encuentros Eleusinos:

http://www.encuentroseleusinos.com/

-Twitter:

https://twitter.com/f_sanchez_drago?lang=es



22 de noviembre de 2020

KACO FORNS: "Este es un mundillo muy pirata y cruel. En cuanto no estés a la altura, te sacará a patadas"

 

ENTREVISTA N.º 4


He considerado oportuno, de aquí en adelante, ampliar el espectro de entrevistados (y no centrarme solo en escritores/as) para dar algo de variedad al contenido. En esta ocasión, tenía ganas de abrir la mano a la comedia, un género que tiene el mérito de hacerle cosquillas al cerebro y del que a menudo disfruto siendo un espectador más. Por ello, qué mejor que empezar con Kaco Forns, ilustre cómico del paisaje patrio. De su trayectoria profesional, aparte de su faceta de monologuista (con la que se inició), cabe destacar sus trabajos como guionista en Sabías a lo que venías El Intermedio, con Santiago Segura y el Gran Wyoming al frente, respectivamente (ambos en La Sexta); en Late Motiv, con Andreu Buenafuente, en Movistar+; y, actualmente, en La Resistencia, el programa que presenta David Broncano (también en Movistar+). Además, Kaco es creador y presentador de Cofondecauch, un podcast que se emite a través de la plataforma Phi Beta Lambda Podcast en Youtube, en el que charra con personalidades, normalmente del círculo de la comedia, mientras se fuman unos buenos petas en un ambiente humeante y cubierto de tinieblas como de reservado chungo. Para mí es un obsequio que Kaco se siente en la butaca y amablemente se preste a dar respuesta a algunas de mis curiosidades.

V. V.: Una vez mi hermano me contó que él y su novia se encontraron casualmente con Robin Williams, el gran cómico y actor ya fallecido, en un restaurante de San Francisco, y que, tras saludarlo, este se fijó en la bufanda de pelo de camello que ella llevaba y se pasó como diez minutos haciendo chistes y gracias de camellos, desatando la carcajada de los allí presentes. Kaco, ¿es uno cómico 24/7?

K. F.: Conozco gente así. Cómicos que se bajan del escenario y siguen metidos en su personaje todo el día. Yo no puedo. Necesito ser persona de vez en cuando. Si eres cómico las 24 horas, entonces nunca eres cómico. Eres tú. Ser cómico implica tener un personaje que se diferencie de la persona.

V. V.: Eres prácticamente un cómico todoterreno. ¿Qué dominio tiene más mérito para ti por el trabajo que conlleva: el monólogo, el podcast o el guion de un programa generalista?

K. F.: Sin duda, el monólogo. No solo por la preparación del material, sino también por la ejecución. Es el Juan Palomo de las artes escénicas: todo lo haces tú sólo. Muchas veces, incluso, te buscas las salas y negocias el caché. Y si fracasas en el escenario, no tienes nadie a quien agarrarte o con quien compartir las penas. De un plumazo te conviertes en guionista, productor, actor y psicólogo.

V. V.: ¿Se puede alguien formar para dedicarse a la stand-up comedy o la vida misma te va llevando hasta los escenarios?

K. F.: Se puede. Y hay cursos y talleres para ello. Están muy bien para conocer técnicas y metodologías de escritura que, de lo contrario, tendrías que aprenderlas por ti mismo sobre la marcha y a base de ensayo y error. Así que con esto te ahorras mucho tiempo y disgustos. De todas formas, siempre digo que la mejor forma de aprender es escribirte todas las semanas 5 minutos de texto e ir a probarlos por todos los open mic que puedas. No solo te dará tablas, también contactos. Muy importantes en este business. Mi primer curro de guionista (con Santiago Segura) lo conseguí yendo a probar a un open todas las semanas y haciendo amistad con los cómicos que estaban siempre ahí.

V. V.: ¿Qué factor (sobre todos los demás) crees que decanta la balanza para hacerse un hueco en el show business: el gracejo, el trabajo duro o los contactos?

K. F.
: Seguramente acabas de describir el Megathor del éxito, porque con ninguna de esas cosas por separado triunfarás. Necesitas las tres. Conozco a cómicos que llevan años sin avanzar porque, aunque son muy graciosos, son increíblemente perezosos. Y sí, existe el enchufismo, y aunque no seas gracioso ni te lo curres, puedes tener el contacto adecuado que te coloque donde quieres. Pero eso ocurre pocas veces y este es un mundillo muy pirata y cruel. En cuanto no estés a la altura, te sacará a patadas y te dará con la puerta en las narices. También creo que es importante no autoencasillarse. No cerrarte puertas a ti mismo. Querer triunfar sólo de una manera: “O salgo por la tele, o nada”. No. Si eres cómico, tienes que ser capaz de generar comedia en diferentes formatos: stand-up; guion; actor; locutor… Cuanto menos diversifiques tus aptitudes, menos oportunidades estarás creando para ti mismo.

"David Broncano ha cambiado la forma de hacer TV"


V. V.: Has trabajado en el equipo de guion de El Intermedio, en La Sexta. ¿Cómo coño se inspira un guionista para aportar ideas nuevas cada puñetero día?

K. F.: Más que inspiración, necesitas información. Los programas diarios se nutren mucho de la actualidad y gran parte de material que se escribe viene de ahí. Para la otra parte más “de pensar”, como ideas para secciones, o acciones que se puedan hacer con los invitados, ya dependes de tu propia creatividad. Mi recomendación es que te empapes viendo programas de prime time y late night. Tanto los que se hagan en tu país como los de fuera.

V. V.: Trabajas actualmente en el equipo de guion de La Resistencia, en Movistar+. ¿Cómo se te queda el cuerpo cuando Broncano se pasa el guion por el forro y acaba hablando de lo que le da la gana en las entrevistas?

K. F.: Como guionista es una putada y puede llevarte a muchas frustraciones, pero hay que reconocer que Broncano ha cambiado la forma de hacer TV. En 12 años de guionista, jamás había trabajado para alguien que no quiere guion. Es verdad que el monólogo lo lee, pero el resto del programa, David solo sigue escaleta y se va encontrando con lo que pasa. Eso provoca errores, equivocaciones y falta de ritmo en muchas ocasiones. Pero justo eso es lo que ha generado un nuevo tipo de espectador, uno que no quiere tanta artificialidad en las formas. Un espectador que quiere naturalidad, libre albedrío e incluso caos, pero que a su vez es tremendamente fiel al programa.

V. V.: Cualquier persona corriente se pone un programa o un podcast de humor para desconectar, o se va a ver algo de comedia al teatro. ¿Qué haces tú para desconectar?

K. F.: Disfruto como un chancho tirado en el sofá fumando hierba, viendo series y jugando a la Play, aunque también hago cosas de persona que no da "ascopena": me gusta el ejercicio. Hacer pilates, boxeo, jugar al baloncesto (aunque ya menos)… y comer. Me encanta comer.

"todos los cómicos estamos hecho polvo y vamos bien cargaditos de equipaje emocional"


V. V.: ¿Has probado hacer alguna gilipollez solo por el hecho de tener material para poder contar después?

K. F.: No sé muy bien a qué te refieres, pero creo que no. Casi todo mi material viene de chistes que salen en conversaciones o reflexiones que hago sobre conceptos. Las ideas locas las dejo para La Resistencia (jeje).

V. V.: Si yo quisiera inspirarme en la figura de un cómico del panorama nacional para que protagonizara mi siguiente novela (aparte de ti, que creo que has tenido también una vida algo novelesca), ¿quién me aconsejarías que fuera?

K. F.: Uf, ni idea… Pero porque en realidad creo que todos los cómicos estamos hecho polvo y vamos bien cargaditos de equipaje emocional. Seguro que cada uno tiene una historia personal digna de una saga de novelas.

V. V.: Y ya para terminar, Kaco, ¿has leído últimamente algún libro o visto alguna peli/serie/documental que te haya llamado la atención y quieras recomendar?

K. F.: El último libro que me he leído me ha gustado porque es muy cómodo de leer, y muy directo y sintetizado en las formas. Además tiene un humor muy particular y a veces retorcido. Se llama Trenes hacia Tokio, de Alberto Olmos. Me lo recomendó mi amigo y compañero Dani Alés.



Puedes seguir a Kaco Forns en sus redes sociales:

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-Instagram: @KakoForns


1 de noviembre de 2020

GRETA ALONSO: "No hay fórmulas matemáticas, el lector no es idiota"


ENTREVISTA N.º 3    


El otro día me pasé por la Librería General de Zaragoza, no había estado allí desde que la trasladaron a la nueva ubicación de Plaza Aragón. Ahora tiene un aspecto más moderno, hay más espacio pero menos libros. Me recordó a esa moda culinaria de servir exiguas muestras de comida en platos gigantescos. El caso es que en uno de los expositores más visibles del local estaba El cielo de tus días (Planeta, 2020), la novela de Greta Alonso, a quien estoy encantado de tener por aquí. No puedo contar mucho acerca de Greta, pues de ella se sabe más bien poco. De hecho, Greta Alonso es el pseudónimo bajo el que, por circunstancias personales, decidió publicar su novela. Solamente muy pocas personas en su entorno saben quién hay detrás de Greta Alonso. Por la poca información personal que se puede encontrar sobre ella, se conoce que nació cerca del Cantábrico en los ochenta y que ejerce un trabajo en el sector de la ingeniería. También ha escrito cuentos y relatos cortos. Actualmente ha terminado ya de escribir su segunda novela, que probablemente saldrá a la luz en 2021, aunque aún no tiene título definitivo. 

De Greta me ha llamado la atención, aparte de su llaneza y cercanía, el gran salto que ha dado con su primera novela desde la ajenidad al mundo editorial hasta el sueño de publicarla nada más y nada menos que con Planeta. Además, me ha sorprendido ver en redes comentarios tan fervorosos hacia su novela; sin exagerar, en plan fenómeno fan. Es un gusto para mí poder conversar con Greta de esta y otras cuestiones.  

V. V.: Durante el confinamiento por la pandemia ha habido como dos tendencias diferenciadas entre la gente y, más concretamente, entre los artistas creativos: una más propensa a la productividad (muchos autores aprovecharon para escribir novelas enteras, relacionadas o no con la pandemia), y otra más infecunda, me refiero a aquellos que se vieron más atenazados por la ansiedad y el bloqueo creativo. ¿Cuál fue tu caso?

G. A.: Yo sufrí un bloqueo lector, era incapaz de centrarme en nada de lo que leía, pero sí que escribí bastante durante el primer mes. Luego lo dejé, pero no creo que fuera por el confinamiento. Suelo funcionar así, intercalo periodos de actividad intensa con etapas de descanso; y es entonces cuando suelen llegar las buenas ideas.

V. V.: En tu opinión, ¿cuál crees que es el estado mental más propicio para encontrar la musa? ¿Qué opinas del tópico de que "la necesidad agudiza el ingenio"? Y englobo en el término "necesidad" situaciones diversas, desde pasar penurias a tener que cumplir con unos plazos de entrega, por ejemplo.

G. A.: Como lectora, distingo un escrito que ha brotado de una situación que ha impulsado al autor a escribir con pasión, de un texto forzado, mecánico, fruto de la presión y del plazo de entrega. Escribir no es fabricar tuercas, si no se tiene nada que decir, ¿por qué hay que decirlo? ¿Por cobrar los derechos de autor? La necesidad no agudiza el ingenio, la necesidad provoca la proliferación de folletines literarios. Al inicio de la novela incluyo una frase de Tolstói: "No debería escribirse más que cuando se deja un jirón de la propia carne en el tintero".

V. V.: Hablemos un poco sobre novela negra, Greta. ¿Crees que se podría decodificar esa especie de fórmula mágica para escribir la novela negra ideal en una serie de claves y pautas? En definitiva, ¿existe una receta mágica para escribir un blockbuster o, en cambio, se debe la consecución de este fenómeno más bien a pura intuición creadora del autor?

G. A.: No hay fórmulas matemáticas, el lector no es idiota, y atiborrar la coctelera de ingredientes, y agitar, no es suficiente. Si fuera tan fácil hacerlo todo el mundo escribiría con cuatro reglas básicas. El libro necesita un alma.
  
"El seudónimo es un lastre"


V. V.: Hace un tiempo vi en Youtube una conversación entre Javier Castillo y Joël Dicker. Si no recuerdo mal, a la hora de acometer una nueva historia, el primero decía preferir tener cerrado de antemano un guion o escaleta con toda la información de lo que va a suceder en la historia, y el segundo se inclinaba más por dejarse llevar e ir construyendo la historia a medida que la escribe. ¿Cuál es tu metodología de trabajo? 

G. A.: Yo me dejo llevar. Hay unas ideas iniciales, pero los propios personajes, sus personalidades, me van marcando el camino, y voy descartando algunas de las escenas que había planificado en principio. En mi caso, es como si la historia la fueran escribiendo los protagonistas.

V. V.: Has publicado bajo pseudónimo por motivos personales. ¿Has aprovechado para crear un personaje desde el que poder añadir o abarcar otras facetas que no van tanto con tu personalidad real?

G. A.: Oculto muchas facetas de mi persona, muchos aspectos de mi vida, pero lo poco que muestro es real. Las imágenes, mis rutinas, mis aficiones y viajes: todo verídico. 

V. V.: ¿Suscita este hecho (el de publicar con pseudónimo) más atracción e interés entre el público -y no me refiero solamente a tus lectores- por el misterio que se genera en torno a la figura del autor? ¿No crees que cuando este se expone públicamente se rompe ese misterio e incluso puede caerse el mito?

G. A.: El seudónimo es un lastre; dificulta la promoción, y me cierra puertas, en realidad me las cierro yo misma, de cara a entrevistas, ferias, firmas y visibilidad. Pero en mi caso, tenía que ser así; me conozco bien, y de otra manera lo habría pasado mal.

V. V.: ¿Qué pasos seguiste desde que terminaste de escribir El cielo de tus días hasta conseguir publicarlo con la editorial más grande de España (Planeta)? ¿Te costó mucho encontrar agente literario? [La agencia que representa a Greta Alonso es Hanska, que también representa a otras autoras como Carmen Mola, por ejemplo]

G. A.: Tardé unos diez meses en escribir la novela, y tras seis enviando los primeros capítulos, a destajo, recibí una oferta de publicación por parte de una editorial; no diré cuál es por respeto. Me inquietaban las cláusulas del contrato, se me hacían farragosas, así que contacté con Justyna Rzewuska, fundadora de la Agencia Hanska. Cuando leyó la novela me dijo que era brutal, que podía aspirar al máximo. Fue ella quien hizo llegar el manuscrito a Planeta.

"Escribir no es fabricar tuercas. Si no se tiene nada que decir, ¿por qué hay que decirlo?"



V. V.: Entiendo entonces que la vía independiente de la autopublicación la dejaste como último recurso, ¿no? Decía Juan Gómez-Jurado, más o menos, que si lo que quiere un escritor es ser reconocido como una voz de autoridad en su campo debería tratar de publicar antes con una editorial tradicional, pero si lo que quiere es ganar dinero debería autopublicarse. Y claro, eso tampoco es fácil si no se ha logrado previamente lo primero. ¿Estás de acuerdo?

G. A.: No sé si estoy de acuerdo, porque nunca he autopublicado. Pero debe ser cierto si lo dice Juan Gómez-Jurado. No descarto la autopublicación en un futuro, haber publicado con Planeta no garantiza poder publicar siempre con Planeta. Personalmente, prefiero el respaldo de una editorial tradicional: yo no dispongo de tiempo para diseñar la portada, ni maquetar, ni trazar estrategias de marketing. Las editoriales tradicionales cuentan con profesionales estupendos que se ocupan de eso; y yo puedo centrarme en escribir. Tu pregunta me hace reflexionar: si se ganara tanto dinero con la autoedición, todos los autores consagrados, los "pata negra" se estarían autopublicando. ¿Les gusta perder dinero? ¿Por qué siguen confiando en editoriales tradicionales?

V. V.: No he visto los contratos de las editoriales con esos autores consagrados, pero estoy seguro de que cuando un autor llega a ese nivel y hace que la editorial gane mucho dinero gracias a sus libros, alcanza una nueva posición desde la que poder renegociar su contrato con la editorial, y a esta no le queda más remedio que pagarle un porcentaje mucho mayor de derechos de autor, porque aún así le sigue saliendo rentable.

G. A.: Será eso, lo desconozco. Acabo de aterrizar en el mundo literario. Cómo te digo, no descarto la autoedición, lo importante es que una novela llegue a los lectores.

V. V.: ¿Qué consejo le darías a un escritor novel?

G. A.: No estoy para dar muchos consejos, yo misma soy una escritora novel. Así que repetiré un consejo que me han ofrecido a mí: "No dejes de escribir".

V. V.: He leído que uno de tus autores preferidos es Wolfe, gusto que comparto contigo. ¿Con cuál de sus obras te quedarías?

G. A.: Con La hoguera de las vanidades, por el cinismo del protagonista y la crudeza con que dibuja las relaciones humanas.

V. V.: Y ya para concluir, Greta, ¿has leído últimamente algún libro o visto alguna peli/serie/documental que te haya llamado la atención y quieras recomendar?

G. A.: Me gustaría recomendar un libro: El hombre del traje gris, de Sloan Wilson. Trata de un tipo corriente que introduce una serie de cambios en sus rutinas; y a partir de ahí, empiezan a sucederle cosas extraordinarias.



Puedes encontrar más información sobre Greta Alonso en los siguientes enlaces:

-Página web:

-Instagram:




18 de octubre de 2020

CLAUDIO CERDÁN: "Hoy día los que más venden son 'youtubers', así que calma"

 

ENTREVISTA N.º 2


El hecho de que el siguiente invitado a sentarse en la butaca viva en Suecia, con lo distinta que ha sido allí la gestión de la pandemia, ya daría para otra entrevista aparte. Me estoy refiriendo a Claudio Cerdán (Yecla, 1981), escritor de novela negra. Tiene nada menos que doce novelas publicadas (prácticamente, a novela por año de promedio) y tres premios a mejor novela negra del año a sus espaldas, amén de haber sido propuesto como finalista en otras seis ocasiones. El último de sus galardones es el Premio Negra y Mortal a la mejor novela de 2019 por Los señores del humo (Ediciones B), novela aclamada tanto por la crítica como por el público. Entre sus obras, destacan también en lugar preeminente El país de los ciegos (Ilarion Ediciones, 2011) y Un mundo peor (Versátil Ediciones, 2014). Sus libros se han publicado en España, Argentina, México y Francia, entre otros países, y además ha escrito guiones, dirigido cortometrajes y dibujado cómics. De hecho, actualmente está embarcado en un nuevo proyecto de cómic, Toxic Detective, con guion escrito por el propio Cerdán y dibujado por Sergio Carrera, que esperan publicar en los próximos meses. 

No cabe duda de que Claudio está curtido en el oficio de escribir, y de ello hablamos, principalmente, así como del negocio editorial. Ante todo, he de agradecerle la honestidad con la que ha contestado mis preguntas, aun a riesgo de que la entrevista haya quedado, a su modo de ver, algo pesimista. A mí me da francamente igual, porque corren tiempos que se van a llevar mucho misterwonderfulismo por delante, no vamos a ponernos ahora en plan negacionistas de una realidad que está ahí. Yo prefiero encontrar verdad en las respuestas, por cruda que pueda sonar. Y así ha sido.

V. V.: Claudio, ¿qué es lo que te mueve a escribir?

C. C.: Desde siempre he sentido la necesidad de contar mis propias historias. Escribir fue el medio, pero si hubiera tenido un gran presupuesto habría sido director de cine, o si supiera tocar un instrumento tal vez haría canciones.

V. V.: ¿Qué es lo que pretendes lograr cuando escribes? 

C. C.: Con mis novelas busco eso tan manido pero tan cierto de encontrar las historias que nadie hace. Trato de aportar mi universo, mis personajes, mis puntos de vista y ofrecérselo a los lectores de la mejor manera posible.

"Mi primer editor nunca me pagó" 


V. V.: ¿Sigues algún protocolo o tienes alguna especie de ritual a la hora de escribir?

C. C.
: Antes quizá sí, prefiero escribir por las mañanas y de tirones largos. Ahora escribo cuando puedo y lo que me dejan. Ando en mil cosas a la vez y el tiempo escasea.

V. V.: ¿Qué metodología sigues a la hora de acometer una nueva composición literaria? ¿Eres de los que prefiere tener cerrado de antemano un guion o escaleta con toda la información de lo que va a suceder en la historia o prefieres ir construyendo la historia a medida que la escribes y así dejarte llevar más?

C. C.
: Al escribir novela negra necesito saber cómo acaba, quién hace qué en cada momento, y para eso es imprescindible una escaleta. Admiro a los autores que son capaces de arrancar un libro sin saber el final, yo no podría. Eso no implica rigidez, si veo que algo no se ajusta a lo que tenía planeado, doy un pequeño rodeo y lo cambio. También me he dado cuenta que al tener un argumento ya desarrollado es mucho más sencillo escribir y evitar los parones, como hacer un pasatiempos mirando las soluciones.

V. V.: ¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta del oficio de escribir?

C. C.: Lo que más, esos momentos mágicos en que todo encaja de forma aún mejor de lo que tenías en tu mente, y lo que menos corregir. Tengo la sensación de que nunca pararía de corregir, y se me hace muy tedioso. Soy incapaz de volver a escribir de lo mismo, ya no te digo releer.


"Eso de 'trabaja duro y lo lograrás' no es cierto, puedes picar piedra toda tu vida y no conseguir nada"


V. V.: Actualmente, Claudio, ¿vives de tus libros?

C. C.
: No tengo otro oficio, así que diré que sí. Pero envidio mucho a los que tienen 14 pagas anuales y un mes de vacaciones pagadas, la verdad. Yo puedo tener un muy buen año y al siguiente quedarme prácticamente a cero. Ahora mismo el cuerpo me pide estabilidad y la escritura es muy volátil.

V. V.: ¿Qué crees que hace falta para lograr éxito y reconocimiento como escritor?

C. C.: Primero, oficio. Hay que saber escribir un libro antes de publicarlo, y esto se consigue escribiendo, y escribiendo, y escribiendo. Segundo, suerte. Eso de "trabaja duro y lo lograrás" no es cierto, puedes picar piedra toda tu vida y no conseguir nada. Tercero, que la editorial apueste por ti o de lo contrario serás un escritor de catálogo. Hay un techo que no se puede romper si no te echan una mano. Salvo algunos casos milagrosos, esto es así. Y por último, capacidad para amoldarte. Hoy día son las editoriales las que te dicen qué escribir en lugar de que sea el escritor el que ofrezca sus libros. Suena raro pero todo va en esa línea.

V. V.: ¿Cuál es el mayor aprendizaje que te has llevado de tu carrera literaria?

C. C.: Que la figura del escritor y del mundo editorial tan clásica que tenemos todos en mente es una mentira. Mi primer editor nunca me pagó, los siguientes me dieron adelantos ínfimos, y ahora hay dos grandes grupos que lo controlan todo. Nada que ver con lo que se puede pensar desde fuera.

V. V.: ¿Qué sensación te queda al releer tus anteriores novelas?

C. C.: Evito hacerlo porque cambiaría mil cosas. Solo he releido Los señores del humo. De vez en cuando abro una página al azar y me encanta lo que veo. No me ha pasado con ninguna otra novela.

"envidio mucho a los que tienen 14 pagas anuales"

 

V. V.: ¿Has barajado alguna vez la posibilidad de autopublicar de forma independiente en vez de publicar con una editorial tradicional?

C. C.
: He recuperado alguna de mis novelas y las he subido a Amazon, como La revolución secreta. No creo que haya nada malo en esto. Además, ahora estoy embarcado en un cómic que he financiado vía crowdfunding. Como dice Sergio Bleda, si los editores no confían en los autores, los autores tendrán que convertirse en editores.

V. V.: ¿Qué consejo le darías a un escritor novel? ¿Le recomendarías por ejemplo buscarse un agente literario?

C. C.: Difícil pregunta. Le diría primero que se sacara una oposición, una que le deje bastante tiempo libre para escribir, que no dependa de las ventas para llenar la nevera. Nunca se sabe cuando vendrá la próxima pandemia y cerrarán las librerías. Después, que lea mucho. Un escritor que no lee se nota. También que controle muy bien el género que decide tocar, que sepa qué tono es el apropiado. Y ya con el libro terminado, que llame a todas las puertas que pueda, desde agentes a editoriales. También es aconsejable que busque a otros autores emergentes para intercambiar opiniones. A mí me preguntan a veces qué hacer para publicar, pero lo que yo hice ya no vale, han cambiado los tiempos y muchas de las editoriales que conocí ya no existen. Y, sobre todo, no obsesionarse con los libros. Hoy día los que más venden son youtubers, así que calma.

V. V.: Y ya para concluir, Claudio, ¿has leído últimamente algún libro o visto alguna peli/serie/documental que te haya llamado la atención y quieras recomendar?

C. C.
: Recomendaros La cordura del idiota, de Marto Pariente, que no deja de cosechar éxitos. Película, Origenes secretos, de David Galán Galindos, la tenéis en Netflix. En cuanto a series, estoy viendo Cobra Kai con bastante retraso, y respecto a documentales, La teoría sueca del amor, para que veáis cómo está el norte.


Como curiosidad última, le pregunto a posteriori, ya de coña, si no le zurró o algo al editor que no le pagó, y me dice no solo que no hizo nada semejante (obviamente), sino que encima aquel fulano escribió un libro y se lo mandó.


Puedes encontrar más información sobre Claudio Cerdán y su trabajo en los siguientes enlaces:

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11 de octubre de 2020

JOSÉ BOCANEGRA: "Con la editorial solo he pasado de yonqui a camello"


ENTREVISTA N.º 1


Bienvenidos/as a esta nueva sección del blog. Me apetecía darle vidilla con un viraje experimental hacia el formato de las entrevistas, un campo que siempre me ha interesado por el aporte que puede ofrecer el entrevistado (vinculado en este caso con la temática del blog) desde su sapiencia y bagaje vitales.

El primer invitado que se sienta en la butaca tiene nombre de pirata, y no sería difícil imaginar el logo de su editorial abanderando el barco. Me refiero a José Bocanegra (Murcia, 1977), escritor y fundador de la editorial independiente La Marca Negra Ediciones (junto a él, integra el proyecto F. J. Mompeán, desde 2015). He aquí un fragmento de su biografía:

"[...] se cría en un barrio de clase trabajadora en San Javier. Cursa la carrera de Filología Hispánica en la UM, financiándose los estudios con diversos empleos, como camarero o albañil. Al término de la misma, marcha al Reino Unido en dos ocasiones y reside en las ciudades de Blackpool y Londres. Su estancia en el Este de Londres inspira su novela corta Historia de una persecución, un relato lleno de simbolismo en el que entremezcla ficción y realidad aproximándose al género negro. En 2012 publica Noventa y nueve maneras de acercarse a un tigre, una propuesta entre poética y conceptual con ilustraciones de Mario Franco. En 2015 ve la luz Corralejo, una novela de viaje, esta vez de mayor extensión, en la que ensaya estructuras emparentadas con la novela autobiográfica americana y el New Journalism. Su última obra publicada es Vacas (road novel), se trata de una novela de carretera ambientada en un viaje por el Cantábrico durante el verano de 2017."

Antes de nada, tengo que agradecer la amabilidad y predisposición que ha mostrado José, desde el primer momento en que contacté con él, para atender la entrevista, y también por su rapidez en contestar mis preguntas (me revela, entre risas, que con el ruido de fondo infernal de un camión en la calle). Hablamos, entre otras cosas, de su proyecto editorial y de escritura. En definitiva, nos cuenta su interesante visión sobre cuestiones variopintas. 

V. V.:  José, ¿qué es lo que te lleva a montar tu propio sello editorial, La Marca Negra Ediciones?

J. B.: El deseo de publicar mis propios textos, unido a las dificultades iniciales de ser tenido en cuenta por el mundo editorial establecido, me llevó a la idea de la autogestión. Una vez creado el sello, decidí expandir ese yo a un nosotros. Embarqué a unos amigos en el proyecto y, un lustro más tarde, aquí seguimos. 

V. V.: En la web de La Marca Negra Ediciones (LMNE) decís que apostáis por el género narrativo, "con el deseo de hallar nuevas autoras y autores que estén decididas a desafiar las convenciones literarias". ¿Qué es lo que significa para vosotros "desafiar las convenciones literarias"?

J. B.: Lo convencional tiene aquí un doble sentido: por un lado, es convencional lo que no tiene nada de original o rompedor y, por otro, en un sentido más estricto, existe una literatura que podríamos llamar “de género”, que se ajusta a unas reglas, unas pautas, unas convenciones previas. Por lo tanto, nuestra apuesta sería por esa otra literatura, más marginal, que podríamos llamar “de autor”, una literatura que se atreve a ir más allá de determinadas convenciones y presentar una obra diferente y original.

"se puede dar el caso de que una obra comercial no venda nada y una obra independiente acabe en las listas de las más vendidas" 

V. V.: Decís también que vuestro deseo es manteneros alejados "de los géneros convencionales y de entretenimiento". ¿Crees que, en una obra literaria, el entretenimiento excluye por defecto otros factores o propósitos, generalmente considerados más artísticos, como la belleza o la reflexión? José, ¿sigue estando lo indie reñido con lo comercial? 

J. B.: Lo que descartamos es una obra cuya única función o cuyo propósito principal sea el entretenimiento de las masas. No quiere esto decir que estemos buscando obras aburridas, faltaría más. Pero es un hecho que existe esta literatura de entretenimiento, donde, por otra parte, hay grandes maestros. Por lo general, este tipo de obras requieren de ligereza y ritmo y esto conlleva a menudo el sacrificio de cualquier digresión o de cualquier rasgo que comporte cierta complejidad a nivel conceptual o estructural. En la literatura de autor, se permite una mayor densidad, el autor se expresa con libertad, porque su propósito es puramente creativo, no está al servicio del público o de las ventas. Estas obras, aunque a veces tardan en ser acogidas por el público general, son las que con el paso del tiempo suelen trascender. Entendemos por comercial un trabajo que se hace en función de lo que demanda el mercado. Y en este sentido, comercial es lo opuesto a independiente. Ahora, esto no significa que vaya a vender mucho: se puede dar el caso de que una obra comercial no venda nada y una obra independiente acabe en las listas de las más vendidas. La obra se define como comercial o independiente en el momento de su concepción y realización, no en función de la venta, que es un hecho posterior.

V. V.: ¿Qué obra de la literatura universal te habría gustado editar por LMNE?

J. B.: Manual para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin. Lucia fue alumna de Ramón J. Sender en la Universidad de Nuevo México (USA). Hizo de los avatares de su vida bohemia su material de trabajo. Su mirada, dulce y turbia a la vez, impregna de sensualidad y melancolía el mundo que la rodea. Es una autora que me fascina.

V. V.: Ahora que estás inmerso en este proyecto editorial, ¿tienes aparcada la escritura? 

J. B.: En absoluto, mi vocación principal es escribir. Parafraseando a Goytisolo, con la editorial solo he pasado de yonqui a camello. El pasado marzo publiqué Vacas (road novel), una novela que escribí durante el verano de 2017. Además, tengo una novela aún sin publicar que se titulará Zihuatanejo. Ambas son novelas de pequeño formato y corte experimental.


"A veces me canso de
los finales sorprendentes,
incluso de los finales"


V. V.: Me gustaría hacerte un par de preguntas sobre perspectiva narrativa que quizás pueden relacionarse con tu obra como escritor.
¿En función de qué eliges narrar en 1.ª persona o en 3.ª persona? ¿A qué renuncias en cada caso?

J. B.: En mis dos últimas novelas, empleo las tres personas: primera, segunda y tercera. Creo que la narrativa moderna consiste en gran medida en superar ese narrador omnisciente en tercera persona, aunque sin renunciar a utilizarlo en un momento dado, y abrazar la polifonía. La primera persona es más horizontal, cuenta el mundo desde una perspectiva humana con las limitaciones que ello impone. La segunda persona me parece muy interesante para algunos pasajes por su modo de involucrar al lector. Y, por último, la tercera persona permite un cierto distanciamiento. En última instancia, es el autor quien elige qué voces emplea y con qué propósito lo hace. Posteriormente, se puede comprobar si ha sido una elección afortunada.

V. V.: En el planteamiento de una novela, ¿crees que hace falta seguir una estructura clásica (introducción-nudo-desenlace) para llevar al lector de A a B?

J. B.: Decía un autor o un director de cine cuyo nombre no recuerdo que los tres actos siempre están presentes, pero no necesariamente en este orden. No sé si tiene razón, pero sí creo en cualquier caso que la teoría es posterior y no anterior a la obra. Es interesante ver qué desarrollo pide el propio texto. Me gusta mucho también la idea de obra abierta. A veces me canso de los finales sorprendentes, incluso de los finales.

V. V.: ¿Qué consejo le darías a un escritor novel cuyo deseo es hacer carrera literaria?

J. B.: Aquí vuelvo a recordar a Goytisolo. Él decía que existen dos categorías de autores: los literatos, que buscan hacer carrera y se preocupan por figurar siempre en lugar visible y acercarse todo lo que pueden a los focos, y los escritores a secas, que viven la escritura como una adicción. A los que quieran hacer carrera literaria no sé qué les aconsejaría, creo que no soy la persona adecuada para ello. A los adictos a la escritura sí que me arriesgo a darles un par de consejos. Cuando vayan a acometer una obra, que tengan claro cuál es el concepto sobre el que están escribiendo. Si tienen algún autor o autora de referencia, o alguna obra concreta, que se fijen en esos modelos. De la combinación de varios modelos emerge la obra personal y original. La literatura es una creación colectiva. Que no desarrollen más de lo necesario: lo bueno, si breve, dos veces bueno. Esto no significa que, si una obra les pide un mayor desarrollo, lo corten, hay que saber modelar la obra en función de lo que ella misma te demanda. Después de terminado el manuscrito, no está mal darle algo de tiempo para poder releerlo con ojos nuevos. Y si tienen la posibilidad de una revisión ortotipográfica y de estilo, que no renuncien a ella, puesto que siempre hay algún detalle que se les puede escapar. Por último, que participen de la comunidad literaria, publiquen poemas o relatos en tantas revistas como puedan y que crean en sí mismos y en su trabajo.

V. V.: Y ya para concluir, José, ¿has leído últimamente algún libro o visto alguna peli/serie/documental que te haya llamado la atención y quieras recomendar?

J. B.: Aunque ya tiene algunos años, mi serie favorita es Fargo, de modo que la recomiendo a quienes aún no la hayan podido ver. Una de las películas que he visto últimamente y me ha encantado es Too late, (Dennis Hauck, 2015). Me recordó a otras dos películas que amo: Buffalo 66 (Vincent Gallo, 1998) y Paris, Texas (Wim Wenders, 1984) En cuanto a libros, permite que barra para casa, ya que recientemente hemos fallado nuestro Premio Anne Bonny y ha sido otorgado a una novela genial. Se trata de Días Hábiles, del colombiano Óscar Campo Becerra. Una obra literaria por los cuatro costados que aborda la necesidad cada vez más ineludible de desarrollar lazos solidarios con nuestro entorno en esta sociedad tardocapitalista.


 
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14 de julio de 2020

PUBLICACIÓN DE "DON NADIE"

¡Objetivo conseguido! Clap clap [Aplausos]. Por fin he podido cumplir el sueño de publicar una novela, que era un objetivo vital que me había marcado hace ya un buen puñado de años. Y no veas cómo mola: recibes al repartidor de Amazon como si fuera Papá Noel, destrozas el paquete (en lo último que piensas es en desinfectarlo), tomas el libro para sobetearlo un poco y lo colocas en la estantería, junto a tus favoritos, para ver cómo queda. La verdad es que esa sensación es la rehostia. Solo por eso ya habría merecido la pena el sacrificio. Y eso que el libro era el de prueba, no el ejemplar definitivo. Por cierto, ya te contaré por Instagram si termino haciendo algo con el libro de prueba, pues se me ha ocurrido una idea: una especie de campaña de promo offline. Sí, aún conservo mi faceta analógica.

Ahora, que la novela se venda ya es otra historia. Bien es cierto que la previsión de ventas que había proyectado en un principio se ha quedado corta, quizás porque era algo discreta-tirando a conservadora. Sacando pecho, tengo que decir que la novela ha llegado a posicionarse eventualmente en el segundo puesto de la lista de más vendidos en la categoría de "Ficción de vacaciones", y en el cuarto en la de "Ficción sobre la vida urbana". Toda una proeza, aunque al final haya sido un poco flor de un día. Porque, a partir de ese momento (ni un día entero duró el efecto), cada vez que miro las listas de ventas el libro se va despeñando más y más abajo, como aquel episodio de Los Simpson en el que Homer se cae por un precipicio. No estaría mal que viniera Fernando Simón, el epidemiólogo, a declarar que "Don nadie no va a tener, como mucho, más allá de alguna venta aislada", o que "ha llegado al pico de la curva de ventas".

De todas formas, este asalto a los primeros puestos del ranking de ventas no deja de ser una circunstancia meramente anecdótica. Podría tener un tío rico (no es el caso) que comprase cinco mil copias de la novela, lo cual ayudaría mucho, por qué no decirlo, pero tampoco contribuiría a generar un éxito orgánico. En el fondo, lo que más me interesa en este aspecto es ver qué aceptación tiene el libro entre aquellos/as que lo han adquirido. Solo si la acogida es buena tendría alguna posibilidad de desbordar el dique de mi entorno y conseguir un mayor alcance. La auténtica onda expansiva se produciría en cuanto empezasen a comprar el libro perfectos desconocidos (por el factor que sea) y les gustase lo suficiente como para recomendarlo a su vez en sus entornos. Igual son cosas mías, pero dudo que de primeras un extraño me compre un libro (encima autoeditado) porque sí, porque yo lo valgo, sin tener ninguna referencia de peso a su alrededor que avale esa decisión.  

Por último, quiero agradecer sinceramente a todos los/las que habéis comprado el libro. Gracias, de corazón. También a los lectores cero que me habéis ayudado con vuestro feedback sobre las partes que os iba pasando (Mamiela, Purrum, Galia, Diego, Fred, Adriana, Eli, Mr. Rubenson, ...). A Galia por cederme un pedazo de su espacio para que pudiera escribir en un ambiente propicio y tranquilo, a Eli por ayudarme a modificar la portada del libro físico, y a mi madre, por estar ahí. Finalmente, no me quiero olvidar de todas aquellas personas que me han servido de inspiración para crear algunos de los personajes de la historia.

Sin más, aquí tienes la butaca de un servidor. Toma asiento y disfruta de la novela.




  

20 de abril de 2020

CUARENTENA: DÍA TROPECIENTOS

De confinado a confinado/a: no sé tú, pero yo ya he perdido la cuenta de los días que llevamos encerrados. ¿Realmente hay alguna diferencia notoria entre el "día 5" y el "día 78"?... Ah, ¿que no llevamos tantos?
Si uno de estos días me diese por volver a ver Atrapado en el tiempo (1993), seguramente pensaría: "Pero ¿de qué se queja ese [Phil Connors, el personaje de Bill Murray], si él al menos puede salir a la calle?". No hay nada como relativizar, ¿eh? Cambiar el tamaño del marco, que dicen en PNL. Se oye por ahí que no vamos a recuperar la normalidad, tal y como la conocemos, hasta dentro de un año, que será más o menos cuando se prevé que salga la vacuna (lo cual no deja de ser contradictorio, pues, para entonces, la normalidad ya será otra). Ahora imagínate por un momento que sale el Director General de la OMS (sí, ese que se asemeja a una mezcla entre reverendo de una iglesia de Alabama y entrenador de un equipo de la liga universitaria de baloncesto, aunque el tipo no sea ni estadounidense) diciendo que la comunidad científica internacional ve improbable hallar una vacuna antes del 2025, ¿cómo se te quedaría el cuerpo? ¿A que ese añito ya no parecería tan terrible?

Mucho se habla también de las lecciones que deberíamos extraer de la cuarentena como período de reflexión para redefinir nuestras prioridades y bla-bla-bla. En mi caso, el mensaje ha sido bien simple y claro, como un Boom in your face en toda regla; además, no es la primera vez que me pasa (sí, soy así de reincidente), y eso escuece más aún. Oh, ya te digo. Resulta que antes de que todo esto del virus estallara, me informé debidamente y supe que tenía la posibilidad de registrar mi novela, Don nadie, aunque no hubiese acabado de corregirla, siempre que los cambios que introdujese posteriormente a la inscripción no fuesen sustanciales. ¿Y qué hice yo en aquel momento? Pues me dije que tampoco pasaba nada por esperar a que la corrección estuviese terminada. Ahora, cada vez que hay una nueva prórroga del estado de alarma me cago en todo y me meto en el baño, lleno el bidé, me agarro del pelo por detrás y empujo mi cabeza dentro del agua por medio minuto, forcejeando, y cuando empiezo a burbujear porque no aguanto más, saco apurado la cabeza y me oigo gritar: "¡¡No volverás a postergar lo importante!! ¿¡Capisci!?"...
¿Que me deje de gaitas y mire a ver si es posible hacer la inscripción online? Claro, también he contemplado esa alternativa, pero de momento no hay Dios que encuentre la senda que conduce a la salida del enmarañado laberinto burocrático español. Es una larga historia, no te quiero aburrir. Quizás en otro país bastaría con dos clics para realizar el trámite, quién sabe.
Entonces me cuento historias de consolación: que para qué preocuparse si aún no está lista la maquetación ni el diseño de portada de la novela; que si la temporada alta de Don nadie (con ello me refiero al período más propicio para su lectura) empieza en mayo/junio y se extiende hasta octubre, etc. Será por cuentos, ¿eh?

En fin, no sé si tú también has hecho examen de conciencia estos días. Allá tú, colega. Solo quería recordarte que a partir del viernes 24 de abril la palabra cuarentena habrá perdido significado en España. Te invito a hacer los cálculos.
Deja tus comentarios abajo, suscríbete dándole a la campanita de notificaciones y dale al like si te ha gustado el artículo... ¡Ja! Lo siento, no he podido evitarlo, estoy viendo muchos videos en Youtube últimamente. Nos vemos por las redes, stay tuned!











  

26 de marzo de 2020

EN CUARENTENA

Hola, confinado/a, ¿cómo lo llevas? ¿Estás cumpliendo a rajatabla con los mandamientos de la cuarentena? ¿O eres de esos que se cruzan la ciudad para tirar la basura? ¿¿Ehmmm??
No sé tú, pero yo ya salgo medio acojonado a la calle, y no solo por el puto virus (¿puede haber enemigo más inquietante que aquel que no ves venir?). Resulta que mi domicilio actual ya no es el que figura en mi DNI (lo sé, debí haberlo modificado en su día. Yo tampoco soy un ciudadano ejemplar, qué le vamos a hacer), que está en la otra punta de Zaragoza. Y claro, a ver cómo le explicas a la poli si te para y te pide la documentación, con la de milongas que tiene que estar escuchando a diario, que tú ya no vives en esa dirección: «¿Que qué se me ha perdido por aquí?... No... je, je... Verá, agente, yo es que ahora vivo en esa calle de ahí, a la vuelta de la esquina. Si me acompaña un momento se lo puedo demostrar... ¿Cómo? ¿Seiscientos euros de multa?». Así que me puse a buscar por casa algún papel "oficial" en el que constase mi dirección actual para llevarlo encima cuando salga a la calle, por si acaso.

Nimiedades aparte, la situación se ha vuelto surrealista: casi todo cerrado, la gente metida en su casa y la policía y el ejército en las calles. El confinamiento (por supuesto, necesario para que el virus no se esparza tan rápidamente y el sistema sanitario no colapse -aunque en algunos territorios ya lo haya hecho-) no deja de ser un arresto domiciliario indirecto en el que el confinado disfruta de ciertos permisos para salir de la reclusión solo en determinados casos que, además, se van reduciendo progresivamente. El estatus en el que muchos nos encontramos viene a ser como una especie de libertad condicional restringida, pero que nadie con dos dedos de frente cuestionaría, dada la coyuntura. Sí, todo muy raro. Incluso en algunos Estados, donde el confinamiento aún no es obligatorio, ya hay gente que se está recluyendo voluntariamente en su casa.
Hace unos días leí un tuit de Arturo Pérez-Reverte que ilustra de alguna manera este insólito panorama. En el tuit, Arturo contaba lo que le había dicho un amigo suyo por teléfono: «Es la primera vez que puedo salvar al mundo sentado en un sofá y rascándome los huevos». Ya, ya sé que quienes están salvando el mundo son otros, pero el tuit no va tan desencaminado y encima te echas unas risas.

Es realmente asombroso contemplar cómo pueden cambiar tanto las cosas en tan poco tiempo. Lo que ayer era A, hoy es B, y así. Un día nos alentaban a que saliésemos a manifestarnos, y al siguiente, que por favor nos quedásemos en casa. Hoy nos piden que nos quedemos en casa, pero vete a saber lo que nos piden mañana.


1 de marzo de 2020

LA MONTAÑA MÁGICA, DE THOMAS MANN

En esta entrega, te brindo mi opinión de lector medio acerca de esta obra:

La lectura de este tocho ha sido como la ascensión misma a esa imponente montaña; algunos tramos se me han hecho tan cuesta arriba que, en momentos puntuales, habría desistido buenamente de mi empeño dando media vuelta tan ricamente.

El autor ya te advierte de antemano (en sus “Intenciones”, previas a la narración) que va a contar la historia con excesiva minuciosidad. O sea, que te prepares para la que se te viene encima, chaval/a. Que sí, que recrearse profusamente en los detalles para vestir la narración queda fetén, da muestra de vasta erudición y tal, pero, en mi opinión, el autor peca de hacerlo en ciertos aspectos o materias que muchas veces no llevan a ninguna parte (como la biología, ¡y menos mal que apenas abre el melón de la botánica!), mientras que pasa por alto otras cuestiones referentes a la trama, tal vez de mayor interés y calado, dejando incluso algún cabo suelto.
Aparte de esos fragmentos tan técnicos en los que se pone en plan cientifista, hay pasajes en los que no he entendido ni papa. Fundamentalmente, abstractos y elevados debates intelectuales entre dos de los personajes, bien por las contradicciones dialécticas en que caen sus propios discursos o bien porque requieren de conocimientos sobre doctrinas filosóficas para que tales polémicas puedan ser netamente comprensibles, lo cual, para un lector medio, acaba resultando un tanto frustrante.

Por otro lado, los temas y asuntos que aborda la novela suelen ser significativos e interesantes, y la historia no deja de ser enigmática. También hay emotivos episodios cuyos trances llegan a conmover hasta sacarte la lagrimilla y otros que directamente ponen los pelos de punta.

Mi conclusión es que, si dispones de tiempo y paciencia, merece la pena echarse en la tumbona y emprender la aventura (de encumbrar y descender la montaña) que, simbólicamente, supone la lectura de este libro. ¡Hale, ánimo!

27 de febrero de 2020

DON NADIE II (GÉNESIS & SINOPSIS)

Ha llegado el momento de adentrarnos un poco más en la novela, ¿no crees? Tranquilo/a, ya falta menos para que salga por fin a la luz. Mientras tanto, permíteme volver la vista atrás y retroceder hasta los orígenes de la obra. ¿Cómo empezó todo?, te preguntarás. Deja que te lo explique, ahora que estamos cómodamente sentados.

Don nadie comenzó a gestarse hará unos cuantos años; yo diría que por el 2014. Por entonces, me puse a escribir una historia (una especie de ficción paralela a la realidad) sin idea aún de convertirla en novela. De hecho, el texto de esa historia lo designaba como "relato". De vez en cuando, redactaba algún episodio nuevo que iba añadiendo contenido a lo ya escrito con anterioridad. Fue un proceso muy gradual porque durante largas temporadas no escribía nada de nada.

No fue hasta mediados o finales del 2018 (toda vez que dispuse de más tiempo para revisar el relato y dedicarme a escribir) cuando me di cuenta de que podía relanzar la historia hacia un rumbo que merecía la pena explorar. Así lo hice y poco a poco el relato se ganó la catalogación de "novela corta", primero, y de "novela", a secas, después; mayormente, al hacer un cálculo aproximativo de la equivalencia de una hoja de Word en formato de libro estándar. ¡Bendita conversión, fuck yeah!

A finales de octubre del 2019, terminé la redacción del texto en su versión primigenia. No es que este haya sufrido severas modificaciones en las sucesivas revisiones que llevé a cabo desde entonces y en su posterior sometimiento a una corrección profesional, pero sí ha ido experimentando pequeños ajustes y retoques aquí y allá. Hemos enmendado lo justo para pulir el texto sin cargarnos su frescura inicial.

Bueno, sin más dilación, paso a presentarte la sinopsis que aparecerá en la contraportada del libro:

"Héctor es un joven parado que vive con su madre. Hace ya tiempo que no encuentra su hueco en un mercado laboral en crisis, y el dinero escasea. En pleno verano, la búsqueda de empleo se convierte en un proceso tortuoso y descorazonador. Una desapacible mañana, se topa con De Zúñiga, un turbio excompañero de carrera al que han hecho socio en un despacho de abogados llamado Arteros. A partir de ese momento, el destino de Héctor se descontrolará. Tendrá que hacer frente a nuevos desafíos y manejar las inesperadas consecuencias de una serie de infortunios que harán tambalear su existencia. 
El disparatado viaje que adentra al lector en el mundo del Bocachanclismo Ilustrado entrelaza una historia cuyo telón de fondo es la decadencia en la polis contemporánea."

 Espero que la lectura de este breve fragmento sirva para que te hagas una idea más cercana de Don nadie, así como para que vuelvas por aquí a curiosear cuando te plazca. Y recuerda: stay tuned! 

20 de febrero de 2020

DON NADIE

Sí, sé lo que estás pensando ahora mismo y estás en lo cierto. ¿Qué cuco/a eres, no? Efectivamente, Don nadie es el título de la novela que voy a publicar próximamente. ¡Ta-chaaannn!, misterio resuelto. Tengo que confesar que no fue el primer título que se fraguó en mi mente cuando empecé a imaginar la portada del libro. En un alarde de presunta originalidad, otro título creado a partir de un palabro compuesto, un tanto más excéntrico pero que me parecía novedoso y llamativo, se abrió paso antes por mi cabeza, incluso llegando a echar raíces durante un tiempo. 

Elegir un título para una novela no es nada fácil. ¿Quién te dice que aquel por el que finalmente te decantas es, a priori, el más acertado? Tienes la total libertad para atinar o para errar. Has de condensar el espíritu de toda una obra en pocas palabras; a lo sumo, en una breve frase que represente ese espíritu de una forma única. Es por ello que mi equipo de marketing y yo decidimos que... ¡¡JA!! No te habrás creído eso de que tengo un equipo detrás, ¿no?... Ey, ey, no te vayas todavía...

Confeccioné una lista con varios posibles títulos: Malas decisiones, Sueños varados (o a la deriva), La mecánica adversa, Malos augurios... Todos ellos igualmente válidos y sugestivos. Títulos, quizás más al uso, que ofrecen pistas de por dónde van los tiros o qué puede esperar de la historia el potencial lector. Cuando gente cercana me pregunta de qué va la novela contesto que, grosso modo, va sobre un joven que lo tiene crudo para salir adelante en plena crisis económica y al que aún se le complicará más la vida. Pero esa solo es la forma, la apariencia superficial que adopta el relato de la vida de este joven.
Todos hemos soñado alguna vez con llegar a ser alguien en la vida, si no ya con trascender de nuestra propia cotidianidad y dejar una huella o legado que nos sobreviva y perdure en el tiempo. A la postre, la mayoría de nosotros terminamos peleando en el anonimato simplemente por encontrar nuestro lugar en el mundo. Julio Iglesias no hay más que uno, pero cualquiera puede ser un don nadie. Por eso, Don nadie define mejor el espíritu de la obra y va más allá de esa forma a la que me he referido antes, llegando a la esencia de la historia y de la vida del protagonista.

Por cierto, el palabro compuesto que mencionaba al principio del artículo y que elegí en su día como título provisional es Decrepitópolis. Al final, me he conformado con meterlo en alguna parte del cuerpo del texto (jur jur jur, me tenía que salir con la mía).
En el siguiente artículo, publicaré la sinopsis de la novela para que te puedas ir haciendo una idea más concreta de la historia. Así que, ya sabes: stay tuned!















12 de febrero de 2020

MI PRIMERA NOVELA

Hace ya un tiempo que terminé de escribir mi primera novela. El grueso del trabajo está hecho, lo que, sin duda, es un motivo de orgullo. ¿Por qué no decirlo? Pronto (espero), podré autopublicarla en Amazon y tenerla en papel en una de mis estanterías, junto a otros libros de ídolos literarios que tan buenos ratos me han hecho pasar. Un sueño hecho realidad.

Todo eso suena genial, ¿verdad? Sí; no voy a ser yo, precisamente, quien te diga lo contrario. Sin embargo, como te habrás imaginado, aún queda trabajo por hacer. Coronas el puerto de categoría especial, retorciéndote sobre la bici, pero aún queda una kilometrada por delante hasta llegar a la meta. Y esta, después de todo, es solo una meta volante más. Si ya tienes escrito tu libro, sabrás de lo que te hablo; si estás en proceso de escribirlo, mejor que te centres primero en acabarlo; y, si estás pensando en escribirlo y todavía no has empezado, puede que hayas gritado: "¡No me jodas más!". Pues bien, amigo/a mío/a, al término del proceso creativo del manuscrito, le sigue la fase de edición. Y te digo más: si, hasta el momento, la inversión había sido solo de tiempo (como si no fuera suficiente inversión), ahora toca rascarse el bolsillo. "¡Que te den a ti y a tu maldito blog!"; ya tardaba en oír al (o a la) que, finalmente, no tenía tan claro eso de escribir un libro. Oops.

Para que quede un producto final profesional y de calidad (que no tenga nada que envidiar a cualquier otro de Anagrama, por ejemplo), hace falta invertir económicamente en varias cosas: corrección (al menos ortotipográfica), maquetación del interior (tanto para el formato de ebook como para el de libro de tapa blanda) e ilustración o diseño de portada. Todo ello se puede contratar con una editorial orientada a la autopublicación, pero yo he preferido externalizar esta actividad a profesionales freelance, principalmente, porque necesitaba unos servicios más concretos y personalizados. Por mi experiencia, las editoriales suelen ofrecer packs con extras que quizá no sean tan necesarios.

A día de hoy, me encuentro enredado en esta fase de edición. Concretamente, en los dimes y diretes con mi correctora y en los "¡¡me cago en Dios, por qué me cambias esto!!". No, lo último es broma. Una vez que la corrección esté completada, registraré la obra (es opcional) y solicitaré el número de depósito legal para introducirlo en la página de créditos del libro.

Como ves, aún me queda algo de faena pendiente (y dispendios en que incurrir) para que llegue el tan ansiado momento de manosear mi propia novela y colocarla en la estantería para poder contemplarla, maravillado y satisfecho. Próximamente, desvelaré el título de la misma, posiblemente en mi perfil de Instagram (pincha en la pestaña de enlace -debajo de la cabecera del blog-). Hasta entonces, stay tuned!  



    




30 de enero de 2020

BIENVENIDO/A A MI BLOG

Hola, querido/a amigo/a. En primer lugar, quisiera saludarte personalmente y darte la bienvenida a este espacio. No importa cómo has llegado; lo importante es que ya estás aquí. Ahora, toma asiento y ponte cómodo/a.