Hace ya un tiempo que terminé de escribir mi primera novela. El grueso del trabajo está hecho, lo que, sin duda, es un motivo de orgullo. ¿Por qué no decirlo? Pronto (espero), podré autopublicarla en Amazon y tenerla en papel en una de mis estanterías, junto a otros libros de ídolos literarios que tan buenos ratos me han hecho pasar. Un sueño hecho realidad.
Todo eso suena genial, ¿verdad? Sí; no voy a ser yo, precisamente, quien te diga lo contrario. Sin embargo, como te habrás imaginado, aún queda trabajo por hacer. Coronas el puerto de categoría especial, retorciéndote sobre la bici, pero aún queda una kilometrada por delante hasta llegar a la meta. Y esta, después de todo, es solo una meta volante más. Si ya tienes escrito tu libro, sabrás de lo que te hablo; si estás en proceso de escribirlo, mejor que te centres primero en acabarlo; y, si estás pensando en escribirlo y todavía no has empezado, puede que hayas gritado: "¡No me jodas más!". Pues bien, amigo/a mío/a, al término del proceso creativo del manuscrito, le sigue la fase de edición. Y te digo más: si, hasta el momento, la inversión había sido solo de tiempo (como si no fuera suficiente inversión), ahora toca rascarse el bolsillo. "¡Que te den a ti y a tu maldito blog!"; ya tardaba en oír al (o a la) que, finalmente, no tenía tan claro eso de escribir un libro. Oops.
Para que quede un producto final profesional y de calidad (que no tenga nada que envidiar a cualquier otro de Anagrama, por ejemplo), hace falta invertir económicamente en varias cosas: corrección (al menos ortotipográfica), maquetación del interior (tanto para el formato de ebook como para el de libro de tapa blanda) e ilustración o diseño de portada. Todo ello se puede contratar con una editorial orientada a la autopublicación, pero yo he preferido externalizar esta actividad a profesionales freelance, principalmente, porque necesitaba unos servicios más concretos y personalizados. Por mi experiencia, las editoriales suelen ofrecer packs con extras que quizá no sean tan necesarios.
A día de hoy, me encuentro enredado en esta fase de edición. Concretamente, en los dimes y diretes con mi correctora y en los "¡¡me cago en Dios, por qué me cambias esto!!". No, lo último es broma. Una vez que la corrección esté completada, registraré la obra (es opcional) y solicitaré el número de depósito legal para introducirlo en la página de créditos del libro.
Como ves, aún me queda algo de faena pendiente (y dispendios en que incurrir) para que llegue el tan ansiado momento de manosear mi propia novela y colocarla en la estantería para poder contemplarla, maravillado y satisfecho. Próximamente, desvelaré el título de la misma, posiblemente en mi perfil de Instagram (pincha en la pestaña de enlace -debajo de la cabecera del blog-). Hasta entonces, stay tuned!
Qué bonito suena tu primera entrada "Mi primera novela" y qué ganitas ya de saber el título y de poder leerla!
ResponderEliminar¡Ánimo! que ya va quedando menos.