ENTREVISTA N.º 7
Agradezco a César que no haya alargado hasta la eternidad sus compromisos promocionales (perfectamente podría haber sido su excusa para pasar de esta entrevista) y que me haya cedido un poco de su tiempo para contestar algunas preguntas. A veces me pierdo en mis propias divagaciones, en cambio él no se anda por las ramas. En jerga futbolera, cortita y al pie:
V. V.: Se cree que la escritura es una forma de expiar culpas y errores, que permite ajustar cuentas con uno mismo y, por qué no, con el mundo. Pero, por otra parte, también tiene su lado oscuro, ya que es usada como pretexto para revolcarse en la mierda y proyectarla hacia fuera. En tu caso, ¿escribir es terapéutico o solo es un acto creativo?
C. P. G.: No lo sé, la verdad. Escribo porque me divierte y me gano la vida con este oficio. No busco justificaciones ni creo que sean necesarias.
V. V.: Quizás algún psicoanalista bonaerense tendría algo que decir sobre tu manía de escribir con un secador encendido para amortiguar los ruidos. ¿No te salen las facturas de la luz por un pico?
C. P. G.: Ya tenía esta costumbre mucho antes de hacerme escritor. Y no soy el único secadicto, ojo. Es un vicio barato comparado con otros…
V. V.: César, se dice que un escritor se debe a sus lectores. ¿Hasta qué punto tienes en cuenta tú a los tuyos a la hora de escribir nuevas historias? ¿Te has llegado a sentir condicionado por sus expectativas?
C. P. G.: No, para nada. Yo no me debo a nadie, como mucho a mis personajes. Escribo sin ataduras pensando solo en divertirme molestando a los lectores.
"en las RRSS me comporto como soy"
V. V.: ¿Qué hace un escritor profesional si no le viene ninguna idea decente cuyo desarrollo merezca la pena antes de que le venza el plazo de entrega con la editorial? ¿Tira adelante con cualquier cosa o la editorial le echa un cable?
C. P. G.: No sabría decirte, pero yo diría que a un escritor profesional eso no le puede suceder igual que a un ciclista no se le olvida andar en bici ni a un conductor de autobuses las señales de tráfico.
V. V.: ¿Nos puedes contar cómo empezó tu relación con la editorial SUMA? ¿Tenías agente literario por entonces?
C. P. G.: Solo he tenido un agente, Michael Robinson, con el que trabajé tres o cuatro años. Él se encargó de abrirme las puertas de SUMA, por lo que siempre le estaré agradecido. Desde entonces, once novelas después, no he cambiado de casa.
V. V.: Anda, ¿Michael Robinson, el presentador? No sabía que también era agente literario.C. P. G.: No, no lo era. Solo conmigo, la verdad.
V. V.: Contaba tu colega Juan Gómez-Jurado que la trilogía Reina roja le llevó más de 10 años de trabajo. Para escribir una saga, ¿hace falta tenerla antes en la mente o puede surgir una vez que das por cerrada la historia?
C. P. G.: Juan miente. No ha trabajado 10 años ni juntando las horas que duerme. Dicho esto, yo no tengo en mente más que la escena que me toca escribir en ese momento. Dependiendo de lo que suceda, planteo la siguiente y la visualizo varias veces antes de trasladarla al papel.
V. V.: Has trabajado previamente en el sector del marketing y la comunicación. ¿Te has valido de tu conocimiento del mismo para adoptar una estrategia comercial en redes sociales o crees que prima más la naturalidad a la hora de conectar con la audiencia?
C. P. G.: Supongo que esa experiencia me ha ayudado a crear una marca de autor, pero yo en las RRSS me comporto como soy. Creo que no hay otra forma de hacerlo.
"Yo no me debo a nadie, como mucho a mis personajes"
V. V.: ¿Qué opinas de los talleres de escritura creativa? ¿Te has apuntado a alguno? ¿Se te ha pasado por la cabeza impartirlos?
C. P. G.: No conozco ninguno y tampoco se me ha pasado por la cabeza impartir alguno porque realmente yo no sigo ningún método a la hora de escribir. Dicho esto, si ayudan a aprender el oficio, me parece estupendo que existan.
V. V.: Y ya para concluir, César, ¿has leído últimamente algún libro o visto alguna peli/serie/documental que te haya llamado especialmente la atención y quieras recomendar?
C. P. G.: El hijo del padre de Víctor del Árbol y El gran rojo de Benito Olmo son dos novelas excelentes, distintas, pero muy recomendables ambas. En cuanto a las series, me gustó Antidisturbios y Patria.
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