ENTREVISTA N.º 1
Bienvenidos/as a esta nueva sección del blog. Me apetecía darle vidilla con un viraje experimental hacia el formato de las entrevistas, un campo que siempre me ha interesado por el aporte que puede ofrecer el entrevistado (vinculado en este caso con la temática del blog) desde su sapiencia y bagaje vitales.
El primer invitado que se sienta en la butaca tiene nombre de pirata, y no sería difícil imaginar el logo de su editorial abanderando el barco. Me refiero a José Bocanegra (Murcia, 1977), escritor y fundador de la editorial independiente La Marca Negra Ediciones (junto a él, integra el proyecto F. J. Mompeán, desde 2015). He aquí un fragmento de su biografía:
"[...] se cría en un barrio de clase trabajadora en San Javier. Cursa la carrera de Filología Hispánica en la UM, financiándose los estudios con diversos empleos, como camarero o albañil. Al término de la misma, marcha al Reino Unido en dos ocasiones y reside en las ciudades de Blackpool y Londres. Su estancia en el Este de Londres inspira su novela corta Historia de una persecución, un relato lleno de simbolismo en el que entremezcla ficción y realidad aproximándose al género negro. En 2012 publica Noventa y nueve maneras de acercarse a un tigre, una propuesta entre poética y conceptual con ilustraciones de Mario Franco. En 2015 ve la luz Corralejo, una novela de viaje, esta vez de mayor extensión, en la que ensaya estructuras emparentadas con la novela autobiográfica americana y el New Journalism. Su última obra publicada es Vacas (road novel), se trata de una novela de carretera ambientada en un viaje por el Cantábrico durante el verano de 2017."
Antes de nada, tengo que agradecer la amabilidad y predisposición que ha mostrado José, desde el primer momento en que contacté con él, para atender la entrevista, y también por su rapidez en contestar mis preguntas (me revela, entre risas, que con el ruido de fondo infernal de un camión en la calle). Hablamos, entre otras cosas, de su proyecto editorial y de escritura. En definitiva, nos cuenta su interesante visión sobre cuestiones variopintas.
V. V.:
José, ¿qué es lo que te lleva a montar tu propio sello editorial, La Marca Negra Ediciones? J. B.: El deseo de publicar mis propios textos, unido a las dificultades iniciales de ser tenido en cuenta por el mundo editorial establecido, me llevó a la idea de la autogestión. Una vez creado el sello, decidí expandir ese yo a un nosotros. Embarqué a unos amigos en el proyecto y, un lustro más tarde, aquí seguimos.
V. V.:
En la web de La Marca Negra Ediciones (LMNE) decís que apostáis por el género narrativo, "con el deseo de hallar nuevas autoras y autores que estén decididas a desafiar las convenciones literarias". ¿Qué es lo que significa para vosotros "desafiar las convenciones literarias"? J. B.: Lo convencional tiene aquí un doble sentido: por un lado, es convencional lo que no tiene nada de original o rompedor y, por otro, en un sentido más estricto, existe una literatura que podríamos llamar “de género”, que se ajusta a unas reglas, unas pautas, unas convenciones previas. Por lo tanto, nuestra apuesta sería por esa otra literatura, más marginal, que podríamos llamar “de autor”, una literatura que se atreve a ir más allá de determinadas convenciones y presentar una obra diferente y original.
"se puede dar el caso de que una obra comercial no venda nada y una obra independiente acabe en las listas de las más vendidas"
V. V.: Decís también que vuestro deseo es manteneros alejados "de los géneros convencionales y de entretenimiento". ¿Crees que, en una obra literaria, el entretenimiento excluye por defecto otros factores o propósitos, generalmente considerados más artísticos, como la belleza o la reflexión? José, ¿sigue estando lo indie reñido con lo comercial?
J. B.: Lo que descartamos es una obra cuya única función o cuyo propósito principal sea el entretenimiento de las masas. No quiere esto decir que estemos buscando obras aburridas, faltaría más. Pero es un hecho que existe esta literatura de entretenimiento, donde, por otra parte, hay grandes maestros. Por lo general, este tipo de obras requieren de ligereza y ritmo y esto conlleva a menudo el sacrificio de cualquier digresión o de cualquier rasgo que comporte cierta complejidad a nivel conceptual o estructural. En la literatura de autor, se permite una mayor densidad, el autor se expresa con libertad, porque su propósito es puramente creativo, no está al servicio del público o de las ventas. Estas obras, aunque a veces tardan en ser acogidas por el público general, son las que con el paso del tiempo suelen trascender. Entendemos por comercial un trabajo que se hace en función de lo que demanda el mercado. Y en este sentido, comercial es lo opuesto a independiente. Ahora, esto no significa que vaya a vender mucho: se puede dar el caso de que una obra comercial no venda nada y una obra independiente acabe en las listas de las más vendidas. La obra se define como comercial o independiente en el momento de su concepción y realización, no en función de la venta, que es un hecho posterior.
V. V.: ¿Qué obra de la literatura universal te habría gustado editar por LMNE?
J. B.: Manual para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin. Lucia fue alumna de Ramón J. Sender en la Universidad de Nuevo México (USA). Hizo de los avatares de su vida bohemia su material de trabajo. Su mirada, dulce y turbia a la vez, impregna de sensualidad y melancolía el mundo que la rodea. Es una autora que me fascina.
V. V.: Ahora que estás inmerso en este proyecto editorial, ¿tienes aparcada la escritura?
J. B.: En absoluto, mi vocación principal es escribir. Parafraseando a Goytisolo, con la editorial solo he pasado de yonqui a camello. El pasado marzo publiqué Vacas (road novel), una novela que escribí durante el verano de 2017. Además, tengo una novela aún sin publicar que se titulará Zihuatanejo. Ambas son novelas de pequeño formato y corte experimental.
"A veces me canso de
los finales sorprendentes,
incluso de los finales"
V. V.: Me gustaría hacerte un par de preguntas sobre perspectiva narrativa que quizás pueden relacionarse con tu obra como escritor.
¿En función de qué eliges narrar en 1.ª persona o en 3.ª persona? ¿A qué renuncias en cada caso?
J. B.: En mis dos últimas novelas, empleo las tres personas: primera, segunda y tercera. Creo que la narrativa moderna consiste en gran medida en superar ese narrador omnisciente en tercera persona, aunque sin renunciar a utilizarlo en un momento dado, y abrazar la polifonía. La primera persona es más horizontal, cuenta el mundo desde una perspectiva humana con las limitaciones que ello impone. La segunda persona me parece muy interesante para algunos pasajes por su modo de involucrar al lector. Y, por último, la tercera persona permite un cierto distanciamiento. En última instancia, es el autor quien elige qué voces emplea y con qué propósito lo hace. Posteriormente, se puede comprobar si ha sido una elección afortunada.
V. V.: En el planteamiento de una novela, ¿crees que hace falta seguir una estructura clásica (introducción-nudo-desenlace) para llevar al lector de A a B?
J. B.: Decía un autor o un director de cine cuyo nombre no recuerdo que los tres actos siempre están presentes, pero no necesariamente en este orden. No sé si tiene razón, pero sí creo en cualquier caso que la teoría es posterior y no anterior a la obra. Es interesante ver qué desarrollo pide el propio texto. Me gusta mucho también la idea de obra abierta. A veces me canso de los finales sorprendentes, incluso de los finales.
V. V.: ¿Qué consejo le darías a un escritor novel cuyo deseo es hacer carrera literaria?
J. B.: Aquí vuelvo a recordar a Goytisolo. Él decía que existen dos categorías de autores: los literatos, que buscan hacer carrera y se preocupan por figurar siempre en lugar visible y acercarse todo lo que pueden a los focos, y los escritores a secas, que viven la escritura como una adicción. A los que quieran hacer carrera literaria no sé qué les aconsejaría, creo que no soy la persona adecuada para ello. A los adictos a la escritura sí que me arriesgo a darles un par de consejos. Cuando vayan a acometer una obra, que tengan claro cuál es el concepto sobre el que están escribiendo. Si tienen algún autor o autora de referencia, o alguna obra concreta, que se fijen en esos modelos. De la combinación de varios modelos emerge la obra personal y original. La literatura es una creación colectiva. Que no desarrollen más de lo necesario: lo bueno, si breve, dos veces bueno. Esto no significa que, si una obra les pide un mayor desarrollo, lo corten, hay que saber modelar la obra en función de lo que ella misma te demanda. Después de terminado el manuscrito, no está mal darle algo de tiempo para poder releerlo con ojos nuevos. Y si tienen la posibilidad de una revisión ortotipográfica y de estilo, que no renuncien a ella, puesto que siempre hay algún detalle que se les puede escapar. Por último, que participen de la comunidad literaria, publiquen poemas o relatos en tantas revistas como puedan y que crean en sí mismos y en su trabajo.
V. V.: Y ya para concluir, José, ¿has leído últimamente algún libro o visto alguna peli/serie/documental que te haya llamado la atención y quieras recomendar?
J. B.: Aunque ya tiene algunos años, mi serie favorita es Fargo, de modo que la recomiendo a quienes aún no la hayan podido ver. Una de las películas que he visto últimamente y me ha encantado es Too late, (Dennis Hauck, 2015). Me recordó a otras dos películas que amo: Buffalo 66 (Vincent Gallo, 1998) y Paris, Texas (Wim Wenders, 1984) En cuanto a libros, permite que barra para casa, ya que recientemente hemos fallado nuestro Premio Anne Bonny y ha sido otorgado a una novela genial. Se trata de Días Hábiles, del colombiano Óscar Campo Becerra. Una obra literaria por los cuatro costados que aborda la necesidad cada vez más ineludible de desarrollar lazos solidarios con nuestro entorno en esta sociedad tardocapitalista.
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